RESEÑA DE ARTICULOS


Síntesis 1 Artículo: América Latina y la Política Exterior de Estados Unidos
Por: MARISA RAMOS


La transformación de la política estadounidense hacia América Latina es producto tanto de factores internos como de factores externos. Las transformaciones en los factores internos se desencadenan a consecuencia del cambio presidencial de Reagan a Bush.

Los cambios en los factores externos se manifiestan en una correlación de fuerzas distintas en el sistema internacional, que se ha producido como consecuencia de la caída de los regímenes comunistas y que supone en la práctica un triunfo ideológico de Estados Unidos a nivel mundial.

Los cambios externos: desde la época de la Alianza para el Progreso, en que Estados Unidos extendió toda su dominación en nombre del desarrollo y la democracia, hasta los años setenta, en que esta preeminencia se diluyó por distintas razones: una política exterior de apoyo a la democracia y los derechos humanos, una mayor capacidad de negociación con otros países por parte de América Latina (tanto a nivel económico como político) y una conciencia por parte de Latinoamérica de ser sólo secundaria en la agenda de Estados Unidos).
Con la llegada de Reagan a la  presidencia (1981-89) se inicia un proceso de recuperación de la influencia de Estados Unidos en la región, ya que él y su equipo consideraban que durante la Presidencia de Cárter se había perdido el control en América Latina con un consiguiente aumento de la influencia de la URSS. Focalizó sus acciones hacia donde la amenaza era mayor, Centroamérica, olvidando, a Sudamérica y las cuestiones económicas, que eran las fundamentales para América Latina, una vez estallado el problema de la deuda. Su hegemonía había decaído porque las naciones latinoamericanas ya estaban en condiciones de forzar sus propias políticas y porque las bases sobre las que se asentaba la política de Estados Unidos no tenían solidez. Además, la guerra de las Malvinas produjo un sentimiento de solidaridad entre las naciones latinoamericanas y de hostilidad hacia Estados Unidos. El  interés de Estados Unidos por la región se da por la importancia creciente del mercado latinoamericano, por la emigración latinoamericana que está recibiendo y por la influencia e imprescindible cooperación de los países latinoamericanos más grandes para resolver problemas que le afectan muy seriamente (drogas, terrorismo, medio ambiente) y, por último, por el rechazo de la opinión pública estadounidense hacia la política de mano dura y fuertemente ideologizada llevada a cabo por la Administración Reagan.

Si en los años sesenta esta política se centraba en el Sudeste asiático y durante los setenta en Europa del Este, en la década de los ochenta ha estado volcada hacia Centroamérica. Al igual que Lowenthal, Kryzanek señala que antes de Reagan, América Latina era un área de baja prioridad en la política exterior de América Latina, a excepción del caso del Canal. Con Reagan, la situación varía, ya que Centroamérica y el Caribe se convierten en el escenario de luchas entre Estados Unidos y el mundo comunista a los ojos de Reagan y su equipo. Este hecho se transforma en cuestión clave para la seguridad de Estados Unidos, ante la que es necesario emplear una línea de actuación dura. Se manejan unas ideas anticomunistas sumamente desfasadas e ideologizadas en política exterior.

Ahora bien: si con Reagan aumentó la importancia de América Latina en la política exterior de Estados Unidos, por parte de los países latinoamericanos disminuyó el interés por Estados Unidos. Mientras en América Latina empezó a desarrollarse un movimiento integrador en cuanto a la toma de decisiones en política exterior, Reagan fue partidario de relacionarse país por país y contrario a entenderse en foros multilaterales.

Con la llegada de Bush a la Presidencia, aunque mantenía los mismos intereses hacia América Latina, durante los tres primeros años de su mandato se han podido observar significativas variaciones, algunas de las cuales bastante imprevistas y, por tanto, más crítica, la determinación de Bush durante su campaña electoral de no ser «negligente», pese a lo cual, al final del primer año de su mandato, usó la fuerza militar para resolver los diferendos hemisféricos en la invasión de Panamá. América Latina es menos prioritaria para Bush que para Reagan, ya que se ubica en una posición más pragmática y menos ideologizada que su predecesor. Es más partidario, además, de las negociaciones multilaterales, y si éstas no funcionan, de las medidas enérgicas, sin descartar, como ha demostrado, el uso de la fuerza militar.

Para Estados Unidos, los países latinoamericanos son sólo los vecinos con los que uno se relaciona únicamente cuando se necesita o para mantener relaciones cordiales, y éste parece ser el principio que guía a Bush en sus relaciones con América Latina, a través de la diplomacia y de las soluciones multilaterales a problemas regionales.

La primacía que ha tenido el tema de la seguridad nacional en la política de Estados Unidos hacia América Latina a lo largo de la historia. El tema de la seguridad nacional, amenazada por los peligros comunistas de Centroamérica, ha sido la obsesión de Reagan. La obsesión de Reagan por Centroamérica era algo psicopolítico, respondía más bien a una «inseguridad» nacional, no a problemas reales de «seguridad nacional». La amenaza mayor para la seguridad de América, apunta, está en los problemas económicos de América Latina. Quizá el propio Reagan no creyera mucho en este argumento cuando el problema de Centroamérica dejó de ser un peligro para la seguridad nacional y pasó a ser un problema de falta de democracia, aunque esta carencia no había preocupado en los años anteriores, cuando se mantuvieron relaciones cordiales con los regímenes autoritarios de los países del Cono Sur.

Con Bush se mantiene el tema de la democracia como punto central de la política exterior hacia América Latina. El problema es que esta forma de Gobierno ya está generalizada en todos los países latinoamericanos
La desvalorización de los principales temas de actuación estadounidense en América Latina —seguridad y democracia— durante la década de los años ochenta obliga a Estados Unidos a buscar nuevos asuntos en torno a los cuales establecer su política hacia América Latina. La desaparición de la obsesión anticomunista puede traer consigo la identificación de nuevas amenazas reales o potenciales a la seguridad norteamericana desde la región, como podría ser el tráfico de drogas o la contaminación ambiental.

Los cambios en el Este han cuestionado la ayuda de Estados Unidos a El Salvador y han hecho perder su principal justificación en América Latina. Militarmente, la sustitución se establece en términos de, en vez de guerra al comunismo, guerra al narcotráfico. Se da  la desaparición de la demoniología con la que Estados Unidos ha visto en los últimos años a Latinoamérica (comunismo, sandinismo y Panamá). Ahora bien: el narcotráfico no es suficiente para explicar la compleja confrontación de Estados Unidos y América Latina. Sirve momentáneamente mientras se busca un sustituto. El narcotráfico, por tanto, se ha convertido en el principal asunto de la política exterior de Estados Unidos hacia la región.

La cuestión del narcotráfico manifiesta la mayor vulnerabilidad de Estados Unidos en la actualidad, problema al que responde descargando toda la responsabilidad de su solución en los países productores, ignorando la enorme gravedad del consumo de drogas en Estados Unidos. Hay otros asuntos en torno a los cuales debe girar en la actualidad la política de Estados Unidos hacia la región: inmigración latinoamericana y medio ambiente. También la importancia que está adquiriendo el tema de la emigración latinoamericana a Estados Unidos. Además, el problema de la deuda, asunto de vital importancia para América Latina, que ha tratado de incluirlo siempre como punto central en sus relaciones con Estados Unidos, no puede ser ignorado por más tiempo por la Administración Bush.



Síntesis 2 Artículo: Orígenes de la Política Exterior de EEUU

Por: Paola Bayona, María Fernanda Buzón, Kelly Castañeda, Grace Naizir, Gina
Rodríguez, Diana Rosales, Lucia Torres y Stefany Zuluaga.
(Estudiantes del Programa de Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte, que bajo la asesoría del profesor Fernando Bonell, de dicho programa y del Departamento de Historia y Ciencias Sociales, participaron en el Conversatorio del mismo nombre, celebrado el 5 de septiembre de 2006, en el Auditorio Universidad del Norte, Barranquilla, Colombia).



En el año 1823 fue promulgada la Doctrina Monroe en respuesta a la amenaza que suponía la restauración monárquica en Europa y la Santa Alianza. Esta doctrina consistía básicamente en el aislacionismo del nuevo continente y un veto frente a las pretensiones de las naciones europeas de intervenir en América. Desde el siglo XVIII, EEUU se encontraba en la búsqueda de una expansión territorial la cual fue reforzada por Doctrina Monroe, asegurando sus intereses territoriales en América Latina, bajo la ideología de “América, para los americanos”, principio que fundamenta los acontecimientos posteriores tales como la guerra hispanoamericana y la intervención sobre el canal de Panamá. Estos sucesos dan inicio a una política exterior de Estados Unidos de doble moral hacia América Latina que podemos evidenciar en la actualidad. Con el inicio de la primera guerra mundial, EEUU dejo atrás su aislacionismo y fue aumentando gradualmente su intervención a problemáticas globales. Seguidamente en la segunda guerra mundial su influencia incremento notablemente, logrando así un protagonismo en ella. Durante la guerra fría el panorama era diferente. Existía un enorme cambio con respecto a América Latina, ya que era indudable que esta se encontraba fuera de las prioridades estadounidenses. Estas circunstancias crearon diversos inconformismos, como lo fueron la revolución cubana y la sandinista en Nicaragua. Esta situación llevo al retorno de EEUU en materia de política exterior hacia América Latina de forma intervensionista y radical. Esta vez, los intereses iban mas allá de una expansión netamente territorial, sus intereses ahora eran políticos y económicos. Muestra de ello, los tratados comerciales como lo es el ATPA (Andean trade preferente act) creado en 1991 con fines puramente comerciales y el ATPDEA (Andean trade preferente drug enforcment act) creado en el 2002 con fines no solo comerciales sino también políticos y sociales que buscaba acabar con el terrorsmo. Sin duda, el 11 de Septiembre marco un giro inesperado en su política exterior. Este dio paso a un nuevo orden mundial donde el protagonismo estadounidense fue convirtiéndose en un antagonismo que sin duda era ratificado cada vez más por sus acciones.

Caso de América Latina
-Dentro del área de seguridad, en la actualidad, la ayuda militar sobrepasa la ayuda económica.
-La ayuda política y diplomática estadounidense brindada para apoyar varios intentos de derrocar al presidente electo Hugo Chávez en Venezuela.
-La negativa de apoyo militar a países que no ofrezcan impunidad para los soldados estadounidenses desplegados en su territorio.
-Los ataques a las naciones que no apoyan las posiciones de Estados Unidos en los foros internacionales (la suspensión temporal del acuerdo comercial con Chile causado por la falta de apoyo de los mismos ante al invasión a Irak).
-El bloqueo económico a Cuba.
-Las declaraciones públicas de funcionarios del Departamento de Estado para advertir a los votantes en El Salvador, Nicaragua y Bolivia de que la elección de ciertos candidatos pondría en peligro las buenas relaciones con ese país.

Con América Latina y la política comercial estadounidense, podemos recalcar que a pesar del surgimiento de nuevos movimientos progresiítas en la región, los cuales
retan a Estados Unidos por medio del fortalecimiento de mercados comunes como lo son el (MERCOSUR), la Comunidad Sudamericana de Naciones y la Alternativa Bolivariana; América Latina y Estados Unidos al igual que en el pasado todavía cargan vínculos comerciales muy importantes como los son el TLC y el ALCA.

Verdaderos intereses de Estados Unidos en Latinoamérica
Si vemos el panorama entenderemos la relevancia estratégica de su presencia para sus inversiones y comercio. Comenzando con Venezuela y México que son productores de petróleo, Colombia por petróleo, carbón y agua para producir energía a través de obras hidroeléctricas, Argentina además de su petróleo tiene su territorio ligado junto a Paraguay al Acuífero Guaraní una de las mayores reservas de agua dulce no contaminada del mundo; en Centroamérica se encuentran reservas potenciales de petróleo: en el Petén de Guatemala y en la región del Limón, en Costa Rica.
Por estas razones, Estados Unidos ha emprendido desde hace ya varios años una campaña activa para usar la política económica como una herramienta para consolidar la hegemonía estadounidense.